Puedo sentir al ruido aturdiendo a mis sentidos,
al segundero persiguiendo a mis minutos,
al miedo asustando a mis sueños.
Por un fugaz instante
caen al abismo de la locura
mis pensamientos descontrolados,
ese súbito vértigo encogiendo mi estómago
al descubrir el peso de la rutina
aplastando mis lejanos deseos,
mordiendo mis antiguas certezas,
oxidando mis días.
Invoco a la locura para alejar mi miedo,
lucho por reencontrar lo que fui,
derramo un millón de lágrimas
sumergido en el insomnio.
Descubro en cada nueva labor
que lo que creía conocer completamente
oculta mucho más de lo que muestra,
esconde el desorden del azar, el caos vital.
Me sujetan mis raíces,
las líneas de mis versos,
el amor que he entregado
y que vuelve a mí,
ayudándome a recuperar el rumbo
que en el enredo diario suelo perder,
a encontrar espacio a lo importante
frente a la tiranía de la urgencia.
Encuentro la fuerza para resistir
hasta alcanzar la victoria
de compartir mi vida contigo.
Anaán, abril de 2010.
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